El miedo, la incertidumbre y el encierro en casa para disminuir más la propagación del COVID-19 pueden hacer que sea difícil para las familias mantener un estado de calma. Pero es importante ayudar a los niños a sentirse seguros, mantener rutinas saludables, controlar sus emociones y comportamiento y fomentar resiliencia.

Los siguientes son algunos consejos de la American Academy of Pediatrics (AAP) para ayudar a su familia durante el estrés de esta epidemia.

Hable sobre los temores de los niños.

Los niños confían en sus padres como fuente de seguridad, tanto física como emocional. Tranquilice a sus hijos; dígales que cuentan con ellos para ayudarlos y que su familia va a poder superar todo esto estando unida.

Responda las preguntas sobre la pandemia de manera simple y honesta. Hable con los niños sobre cualquier noticia  que los atemorice. Pueden hablar sobre la gente que se enferma, pero recuérdeles que cumpliendo las medidas de seguridad, como lavarse las manos, usar mascarillas y quedarse más en casa puede ayudar a que la familia se mantenga sana.

Valide los sentimientos de su hijo. Por ejemplo, diga tranquilamente: “Veo que estás molesto porque en este momento no puedes quedarte en casa con tus amigos». Preguntas guía pueden ayudar a los niños mayores y a los adolescentes a resolver los problemas (“Sé que es decepcionante no poder hacer las cosas que hacías antes de la pandemia. ¿En qué otras formas puedes divertirte con tus amigos?

Manténgase en contacto con sus seres queridos. Puede que los niños se preocupen por un abuelo o abuela que viva solo o un familiar o amigo con más riesgo de contraer COVID-19. ​Cuando no se pueden hacer visitas con distancia física que sean seguras,​​ las videollamadas pueden ayudar a aliviar esa ansiedad.

Dé el ejemplo de cómo manejar los sentimientos. Hable sobre cómo está manejando usted sus propios sentimientos (“Estoy preocupada por la abuela, ya que no puedo ir a visitarla. Pondré una alerta en mi teléfono para llamarla en la mañana y en la tarde hasta que sea seguro poder ir a verla»).

Avise a su hijo antes de salir de casa a trabajar o para hacer mandados esenciales. Con voz calma y tranquilizadora, dígale a dónde va, cuánto tardará, cuándo regresará y que está tomando las medidas necesarias para cuidarse.

Miren al futuro. Dígales que los científicos están trabajando muchísimo para descubrir cómo ayudar a las personas que se enferman y que las cosas van a mejorar.

Ofrezca más abrazos y diga “te quiero» con más frecuencia.

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Mantenga rutinas saludables.

Durante la pandemia, es más importante que nunca respetar la hora de ir a la cama y las demás rutinas. Ayudan a crear orden en el día lo que ofrece seguridad en tiempos muy inciertos. Todos los niños, inclusive los adolescentes, se benefician de rutinas predecibles pero flexibles como para satisfacer las necesidades individuales.

Almuerzo, tareas de la casa, ejercicio, algo de tiempo de socialización en línea con amigos y luego tareas escolares en la tarde.

Hora familiar y lectura antes de dormir.

Intente mantener las rutinas normales de la hora de irse a dormir, como por ejemplo libro, cepillada de dientes, cama para los niños pequeños. Se puede cambiar un poco la hora de irse a dormir de los niños mayores y los adolescentes, pero es buena idea mantenerla en un rango razonable para que no se desajuste el ciclo de sueño y vigilia. Dormir muy poco hace que sea más difícil aprender y manejar las emociones. Recuerde apagar los celulares y demás dispositivos móviles una hora antes de irse a dormir.

Practique disciplina positiva.

Todos estamos más ansiosos y preocupados durante la pandemia. Es posible que los niños pequeños no tengan palabras para describir lo que sienten. Es más probable que se porten mal para exteriorizar su estrés, su ansiedad o su miedo a través de la conducta (lo que, a su vez, puede alterar a los padres, en particular si ya están estresados). Es posible que los niños mayores y los adolescentes estén particularmente irascibles ya que han perdido la oportunidad de ser parte de eventos normales y participar en actividades que disfrutan con sus amigos.

Algunas maneras en las que puede ayudar a sus hijos a manejar sus emociones y conductas:

  • Redirija la mala conducta. Algunos niños se portan mal porque están aburridos o no saben hacer otra cosa. Búsqueles otra cosa para hacer.
  • Juego creativo. Sugiera a sus hijos que hagan dibujos de las formas en las que se está cuidando su familia. Hagan un montaje y cuélguenlo para recordarlo a todo el mundo. O construyan un fuerte o castillo dentro de la casa para mantener alejados a los gérmenes, guardando adentro a los animales de peluche o juguetes favoritos.
  • Dirija su atención. La atención, para reforzar buenas conductas y desestimular otras, es una herramienta poderosa. Note el buen comportamiento y destáquelo, elogiando el éxito y los buenos intentos. Explicar claramente las expectativas, en particular a los niños más grandes, puede ayudar en este aspecto.
  • Emplee recompensas y privilegios para reforzar las buenas conductas (terminar las tareas de la escuela o las tareas de la casa, llevarse bien con los hermanos, etc.) que normalmente no daría en épocas menos estresantes.
  • Sepa cuándo no responder. Siempre y cuando su hijo no esté haciendo nada peligroso y llame la atención por cosas positivas, ignorar la mala conducta puede ser una forma eficaz para que deje de hacerlo.
  • Use las pausas obligadas. Esta herramienta de disciplina funciona mejor al advertir a los niños que, si no dejan de hacer lo que están haciendo, tendrán que hacer una pausa obligada. Recuérdeles lo que hicieron mal en muy pocas palabras y con la más mínima emoción que le sea posible. Luego, apártelos de la situación durante un período previamente dispuesto (1 minuto por año de edad es una buena guía de referencia).​

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Tiempo especial con cada niño.

Incluso con toda la familia junta en la casa, las 24 horas, los 7 días de la semana, aparte un tiempo especial para estar con cada uno de sus hijos. Por ejemplo, cocinando, leyendo juntos o con un juego favorito. Usted elija el momento y permita que su hijo elija la actividad. Solo 10 o 20 minutos de atención exclusiva, aunque solo sea de vez en cuando, significarán muchísimo para su hijo. Apague los celulares o póngalos en silencio para no distraerse. ​

​Evite el castigo físico. Las nalgadas, los golpes y demás formas de castigo físico o “corporal” suponen un riesgo de lesión y no son eficaces. El castigo físico puede aumentar la agresividad de los niños a la larga, no les enseña a comportarse bien ni a practicar el autocontrol e incluso puede interferir con el desarrollo normal del cerebro. El castigo corporal puede quitarle al niño la habilidad de sentirse seguro y protegido en casa, que es algo muy necesario en este momento.

​Cuide de sí mismo. Los cuidadores también deben cerciorarse de tomar tiempo para cuidarse ellos mismos físicamente: comer saludablemente, hacer ejercicio y dormir lo suficiente. Trate de encontrar formas para relajarse​ y tomar descansos. Si hay más de un padre en casa y si fuera posible, túrnense para cuidar a los niños.

Contacte a su pediatra si algo le preocupa del comportamiento de su niño o de su bienestar​ emocional y para controlar el estrés de su familia.

Fuente: healthychildren.org